BOGOTÁ.- La lucha contra las drogas, declarada en 1971 por el entonces presidente de Estados Unidos Richard Nixon, es desde hace décadas un asunto central en la agenda de Colombia con ese país pero hoy está resentida por las críticas de la Casa Blanca al resultado que muestra en la reducción de cultivos de coca.
Las siguientes son algunas de las claves del combate de Colombia al narcotráfico de la mano de Estados Unidos.
PABLO ESCOBAR
El capo del Cartel de Medellín, Pablo Escobar, que inició su carrera criminal en los años 70 enviando marihuana a EE.UU., llegó a controlar el 80 % de la producción mundial de cocaína y se convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo.
Escobar desafió al Estado y a la sociedad colombiana al declarar una guerra sin cuartel que en los años 80 y la primera mitad de los 90 dejó al menos 5.500 muertos entre políticos, policías, jueces, periodistas y ciudadanos del común.
Su reinado del terror terminó el 2 de diciembre de 1993 cuando fue muerto a tiros en el tejado de una casa en Medellín en una operación de las fuerzas de seguridad colombianas con el apoyo de EE.UU.
EXTRADICIÓN
Para detener el avance de las drogas los dos países firmaron en 1979 un Tratado de Extradición bajo los Gobiernos de Julio César Turbay y Jimmy Carter, que Colombia comenzó a aplicar en 1987 durante la Presidencia de Virgilio Barco.
Como respuesta, los cabecillas del narcotráfico crearon el grupo “Los Extraditables”, del que hicieron parte Escobar y otros seis miembros del Cartel de Medellín y cuyo lema era: “Preferimos una tumba en Colombia a una cárcel en los Estados Unidos”.
El primer capo extraditado fue Carlos Lehder Rivas, en febrero de 1987, quien sigue preso en Estados Unidos condenado a cadena perpetua más 135 años de prisión, y le siguieron desde entonces más de mil colombianos enviados a cortes de ese país por narcotráfico y delitos conexos.
GOBIERNO DE ERNESTO SAMPER
Elegido para el periodo 1994-1998, Ernesto Samper Pizano vio su Presidencia manchada por denuncias de que su campaña fue financiada en parte con dineros del cartel de las drogas de Cali, que pasó a controlar el negocio ilegal tras la muerte de Escobar.
Por esas denuncias, basadas en unas grabaciones de audio conocidas coloquialmente como los “narco-casettes”, se le abrió en 1995 el llamado “Proceso 8.000” número que le correspondió en los tribunales, y que se cerró sin que se le declarara inocente o culpable.
Esa situación llevó al Gobierno de Bill Clinton a “descertificar” a Colombia en su lucha contra las drogas en 1996 y 1997, por considerar que el país no hacía los esfuerzos suficientes, y a Samper se le canceló el visado de Estados Unidos, siendo el primer caso en el mundo de un presidente en ejercicio privado de ese documento.
PLAN COLOMBIA
Para enfrentar de manera más contundente la expansión y el poder creciente del narcotráfico, que tenían al país a punto de ser un Estado fallido, Clinton y su homólogo colombiano, Andrés Pastrana, comenzaron a discutir en 1999 un acuerdo para la creación del Plan Colombia que fue firmado en el 2000.
La iniciativa tuvo como objetivos terminar el conflicto armado en Colombia y crear una estrategia antinarcóticos en la que EE.UU. invirtió desde entonces cerca de 10.000 millones de dólares.
Por los cambios de gobiernos, la ejecución del Plan Colombia correspondió principalmente a los presidentes George W. Bush (2001-2009) y Álvaro Uribe (2002-2010).
El Plan Colombia no solo sirvió para reducir las áreas cultivadas de coca, que fueron en declive durante los ocho años de Gobierno de Uribe y alcanzaron un mínimo de 47.790 hectáreas en 2012, bajo la administración de Juan Manuel Santos (2010-2018), sino que ayudó a propinar duros golpes a la guerrilla de las FARC, hoy convertida en partido político.
GLIFOSATO
Parte del éxito en la erradicación de cultivos ilícitos se atribuye a las fumigaciones con glifosato, pero las aspersiones aéreas fueron suspendidas primero en la frontera con Ecuador (2013) por las protestas de ese país, y en 2015 en el resto de Colombia por orden de la Corte Constitucional que argumentó que el herbicida es potencialmente cancerígeno y causa problemas a la salud.
Desde 2013 el área sembrada de coca ha ido en constante crecimiento, según la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), organismo de la ONU, hasta el punto de que la Casa Blanca dijo que en 2017 alcanzó un récord de 209.000 hectáreas cultivadas.
El aumento descontrolado es uno de los argumentos usados por el Gobierno del presidente colombiano, Iván Duque, para defender la reanudación de las aspersiones aéreas y de paso responder a las críticas de su homólogo estadounidense Donald Trump.
TRUMP Y DUQUE
En las últimas semanas, Trump ha acusado a Duque de no avanzar en la lucha contra las drogas, menos de dos meses después de recibirlo en la Casa Blanca en visita oficial.
“El presidente Duque sí es un gran tipo, me prometió que iba a detener el flujo de drogas a Estados Unidos, pero más drogas están saliendo de Colombia en este momento que previo a que él (Duque) se convirtiera en presidente”, aseguró.
El miércoles volvió a criticarlo al decir que “el negocio de las drogas ha crecido un 50 %” desde que el mandatario colombiano llegó al poder, en agosto de 2018.
“Le rendimos cuentas es al pueblo colombiano para enfrentar este fenómeno y, por supuesto, trabajamos de la mano con los países que quieran hacer este ejercicio de trabajo compartido”, respondió Duque para tratar de zanjar la controversia.
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