REDACCIÓN INTERNACIONAL.- La caravana de migrante, la mayoría hondureños, partió la madrugada de este sábado del poblado mexicano de Arriaga rumbo a Ciudad de México, luego de que el viernes decidieron pedirle al gobierno permisos migratorios para transitar libremente, incluso hasta la frontera con Estados Unidos.
La kilométrica columna humana fue retenida momentáneamente en la carretera a la altura de la comunidad de Las Arenas, en el municipio de Arriaga, Chiapas, por un retén policial a unos 25 km de su sexta parada Tapanatepec, en Oaxaca.
Después de recorrer unos 300 kilómetros juntos en suelo mexicano, hay una posibilidad de que la caravana se disperse si algunos grupos deciden abordar “La Bestia”, como se conoce al tren de carga al que muchos migrantes se suben para llegar al norte del país.
No obstante, hay que tener en cuenta que existen “algunos lapsos por Veracruz donde las vías no están funcionando bien” por culpa de las lluvias, afirmó a Efe Gina Garibo, coordinadora de Pueblo Sin Fronteras, organización que acompaña y apoya a la caravana.
En una reunión en la que participaron integrantes de la movilización, relata la activista, hubo “algunas personas que dijeron no al tren, porque vienen muchas familias y quieren un transporte digno”.
A lo largo de su extenso camino, que se inició el 13 de octubre en San Pedro Sula (norte de Honduras) y al que restan unos 2.000 kilómetros (y hasta 4.000, dependiendo de la ruta) para llegar a Estados Unidos, muchos de los 7.000 integrantes de la caravana han solicitado asilo en México.
Son, de acuerdo con la Secretaría de Gobernación, unos 1.750, mientras que cerca de 200 personas han sido deportadas.
Para animar a los migrantes que se encuentran en Chiapas y Oaxaca a que regularicen su situación, el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, anunció hoy que pondrá en marcha un programa para facilitar servicios de salud y trabajo temporal a aquellos que hayan solicitado refugio.
“Si aún no lo han hecho y forman parte de la caravana migrante o arribaron previamente a México, todavía están a tiempo de acercarse al Instituto Nacional de Migración para iniciar los trámites” de regularización, expresó en un vídeo.
Mientras este gran grupo avanza, otro medio millar de hondureños esperan en la frontera entre Guatemala y México. Ellos, junto con otras 2.000 personas más que aún están de camino, forman parte de una segunda caravana que salió posteriormente.
El objetivo de los que ya están en el poblado fronterizo guatemalteco de Tecún Umán es esperar a sus compañeros y hacer fuerza para poder pasar el puente internacional.
Desde ayer, los migrantes empezaron a llegar a Tecún Umán y se han concentrado en la plaza principal. Entre ellos está Yeni Mariela Cantarab, quien salió de Honduras con su esposo y sus cuatro hijos.
Explicó a Efe que en su país cargaba leña para poder dar de comer a sus hijos, pero que por esta actividad recibía poco dinero, con el que únicamente podía comprar medio kilo de frijol y arroz.
En el puente del río Suchiate, frontera natural entre Guatemala y México, todavía permanecen los baños móviles que se instalaron con la primera caravana.
En tanto, fuerzas federales mexicanas resguardan el puente para evitar el ingreso de la segunda caravana. No obstante, alrededor de 150 lograron cruzar en balsas el Suchiate el jueves hacia la mexicana Ciudad Hidalgo.
“Vamos a llegar hasta el final; el Señor va a tocar el corazón del presidente de México y nos va abrir la puerta”, asegura Yeni.
Carolina, otra de las integrantes de este segundo contingente, comenta que lo único que quieren es que les dejen pasar “al otro lado para darle una mejor vida a los hijos”.
“Nosotros no podemos sobrevivir allá porque ya no aguantamos la situación; ha subido la canasta básica y a todos no nos alcanza”, manifestó.
Por otra parte, Amnistía Internacional pidió al presidente de EE.UU., Donald Trump, que “abandone sus planes” de cerrar la frontera sur a los migrantes centroamericanos solicitantes de asilo.
Según informaron ayer medios estadounidenses, Trump estudia este cierre por “seguridad nacional”, pese a que la ley estadounidense ampara a aquellos migrantes que solicitan asilo una vez llegan a EE.UU.
“La Administración de Trump está desafiando la legislación internacional y fabricando una crisis en la frontera proponiendo políticas que causarán daños catastróficos e irreparables para miles de familias”, defendió la directora para las Américas de Amnistía, Erika Guevara-Rosas.
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