Japón-. En el año 2018, los visitantes extranjeros superaron por primera vez los 31.2 millones, según los datos de la Oficina Nacional de Turismo de Japón (JNTO).
El boom turístico benefició a muchos pero se convirtió en una espada de doble filo. Las filas interminables en templos y santuarios de Kioto, la saturación de los restaurantes en Tokio y el comportamiento “poco educado” de algunos turistas son el lado incómodo del fenómeno.
Destacan que el año pasado, los medios japoneses acuñaron la palabra “kanko kogai” o “contaminación turística” para describir el sentimiento de los locales.
En el mismo ámbito en ocho años se pasó de 8.6 millones de turistas a 31.2 y es el séptimo año consecutivo que el número crece.
“El turismo chino produjo la gran diferencia, pero además Japón- un destino tradicionalmente caro- se volvió más barato. Como su economía hace años no crece el tipo de cambio se suavizó con respecto alA esto se le suma la estrategia del gobierno, que promociona el turismo y suavizó las visas”, explicó a La Nación Graham Miller, profesor de la Universidad de Surrey de Gran Bretaña, que también enseña en la Universidad de Wakayama en Japón y se especializa en turismo sostenible.
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